jueves, 7 de mayo de 2009

50 EPÍSTOLAS REGRESIVAS

49 regresiva
A las damas de la corte:

Hoy, queridas, perdí a mi amigo entrañable. Un luto sereno me envuelve porque he perdido al amigo cuya presencia dio luz al deseo de amor.
Tras esta pérdida, la última atadura posible ha quedado disuelta. Sólo me resta des-anudar las velas y alzar vuelo a la mar. Volar.
Hoy de nuevo, a unos días de mi cumpleaños, me quedo en puerto mirando como mis entusiasmos se pierden a la deriva en alta mar. Hay tensión en el ambiente, andamos sin trabajo y con la peste de la incertidumbre rondando como aliento infecto nuestras narices.
Tras arduas horas de trabajo y sensatez, tengo mis ratitos crítico, acentuados el día de ayer, fecha de acaecimiento del mandamiento a la chingada.
Y no es menester juzgar, ahora menos que nunca, queridas mías; ahora que Lontananza ya no es tierra suficientemente lejana para salvaguardar mi locura de los necios que quieren echarla a la hoguera. Así que he de ir más allá, mar adentro en travesía por último aliento (narrativo).
Con infinito orgullo os informo que he superado la prueba de la sensatez, en verdad me he mantenido lo más sabia posible; y apenas logro distinguir mis congojas, pero ya puedo sujetarlas al aire: al menos puedo nombrarlas, y puedo verme en sensación de sentir… No ha sido suficiente, es cierto; pero quizás ahora esté mi alma en condición de abrir otra puerta, pasar a otra posible aceptación. Dios quiera que así sea.
Me toca demostrar en carne viva que soy capaz de hacer honor a mi pregón de sabiduría: he de saber guardar silencio. He de mantenerme unos días, pro ello, en el recinto de mi sol-edad. No puede haber mayor festejo que saberme libre de culpas: de verdad hice el esfuerzo supremo pro entregar lo mejor de mí. Lo hice: lo entregué. Pero la expresión de mis desazones, suenan a reproche para mi amado amigo; él ya no escucha razones, como dice el corrido; ni ve que lejos de ser reclamo es el trabajo por evidenciar mis procesos, para que sean más llevaderos para los dos…
Como siempre, amigas, no sé cuánto dure mi ratito de calma. Pero que ya llueva, que se acabe la peste, que termine la pobreza y el exceso de incertidumbre, para que otros puedan amarse como nos hemos amado mi amigo y yo, alguna vez; y que para esos otros, aunque sea una vez, el amor perdure un poco más.
No he podido, queridas, saltar de gusto, ni he sabido evitar un sentimiento amargo cuando encuentro el gesto y la reacción de hastío frente al exponer a mi amigo adorado mi necesidad de ayuda. A la fuerza no es, por supuesto; y al a fuerza tampoco es dejar de sentir un momentito de confusión.
No he podiso evitar el momento de confusión de mi psique frente a una reacción inesperada; y diría que lo lamento, pero más bien lo acepto: no escapé de necesitar, no puedo no-necesitar: soy un límite encarnado.
Pero, como hemos aprendido, queridas: aceptar mi necesidad de ninguna forma significa que yo exija ni reclame de nadie (es verdad, amigo, esta palabra del corazón). No se trata de que no pueda “hacer” sola; se trata más bien de re-signarme a hacerlo sola; o a no hacerlo cuando mis fuerzas menguan y no hay voz amada para recibir el aliento vital.
Hoy amanecí sin novio; y ha sido como si el tiempo vivido en Lontananza hubiera sido sólo un parpadeo entre la reclusión en el convento y los nuevos preparativos para extender las alas y zarpar a la mar.
Menos de cinco meses, amadas brujas, para llegar a tan dichosa fecha y cumplir con ello la cábala para des-anudar el alma e ir cada una en busca de su destino.

Suya.
Señora C.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La pobreza amiga, esa, nos mengua sin duda, la peste nos alcanza y difícilmente podemos dejarla atrás. Pero nos sabemos mujeres, mujeres que viven, que sientes, que lloran, que gimen, que mueren cada día y que viven al día siguiente como si fuera el último día de sus vidas. Cada día es una vida, cada vida es un aprendizaje, cada aprendizaje es lo que al final nos hace ser.
Nos descubrimos en el dolor sin duda, pero la pobreza, esa déjala, no cabe en mujeres como tú con tanta riqueza en el alma, en el corazón. El caballero de la armadura armónica, aún cuando es brillante, aún cuando es melodioso, aún cuando es creativo, no ha dejado a un lado la condición de género que hace que su brillo se opaque con su actitud. Tu riqueza no puede verse mermada por este brillo.
Sin duda tus riquezas no son para este caballero. No aceptes más melodías distorsionadas del brillante caballero. No lo mereces.
Te amo sabía mujer. Re-signate hacia otros caminos.

Ileana Cruz dijo...

Querida Señora C. Prometo una respuesta más extensa por la vía de siempre, pero por lo pronto sépase admirada, ha tenido la volundad de sostener el trabajo de reconstrucción que nos atañe.

La Sol-Edad no es para cualquiera, sólo para aquellos corazones fuertes, aquellos que han sido inmolados a la vista de todos, arropados en palabras, cocidos en fuego lento y que gracias a todo esto, gracias a las energías creativas de la noche y la luz fénix que la sostiene, es capaz de elevar la mirada y continuar serena.

Su amigo ha perdido la luz y lo han dicho ya, "su riqueza no puede verse mermada por ese brillo". Acepte su destino de mujer estrella, que el que ha de ser, ya es; recuerde, el que tiene ojos, verá.

Un abrazo a la orilla de la realidad
Lady I