miércoles, 13 de mayo de 2009

50 EPÍSTOLAS REGRESIVAS

48 regresiva

Dicen que soy bruja, porque convierto a los hombres en ficción. Pero si vuelvo a convertir a uno más, voy a terminar produciendo un bestiario, en vez de la famosa novela, que siempre avanza y nunca encuentra su final. Es injusto.

Ya pasé por una gama de finales dramáticos francamente impronunciable: Dios, mándanos a mis muchachas y a mí un hombre de carne y hueso, en presencia encarnado: o sea que sí esté cuando una se vuelve mujer y es de fragilidad el vuelo en su ejecución.

Sigo sin ser clara, lo sé, queridas; sé que Lady I se ha descompuesto la voz de hada diciéndome que a los hombres hay que explicarles por incisos, sin revolver referentes, y he aquí que es la sagrada hora en que sigo sin lograr cordura.

Es decir (reinicio), mándanos, Dios, a mis muchachas y a mí, un compañero, una pareja pareja atento atento con sesenta y nueve en proceso que sea seguido (bruja ninfómana, ninfa del mar océano). (Pero no es canto de sirena, porque, la neta, la neta, niegen-me-lo, si pueden: quién chingados de nosotras quiere ahogar al cuate. Nadie quiere ahogar al cuate, es la presencia nomás, y cada día vamos con más tiento, pero cada día quiere Ulises a güevo ahogarse…)

Las palabras, ustedes saben, las traigo agotadas, ya no hago sino mezclar los mismísimos lugares comunes, los de siempre, así ha de ser si son comunes (lindo modo de justificar mi carencia tiene la meta-literatura). Trabajo con puro producto agotado, ustedes saben, desde que dejé nuestro mágico Reino de Voz, así que dispensaran la torpeza del tropiezo: andar para atrás en la penumbra de la placenta no es cosa sencilla, queridas bellas amigas.

El tercer día, el de la resurrección, se acerca ya: alabemos a nuestra querida madre Nix.

Me dice mi amado que ha de encontrarme cuando andemos en vuelo… Ah, caray: suceden varias reacciones íntimas ante singular propuesta:

Una (la intensa): ¿Pos que no ya andábamos volando? ¿Y la sensualidad acaecida apenas un fin de semana antes? ¿Y las horas de pasión trabajando ambos sobre la obra propia? ¿Y la lucha cuerpo a cuerpo contra los demonios y ocelotes? ¿Y la revolución emprendida?

Dos (la chica trivial): O sea, cómo? O sea: cómo volando? O sea que si de pronto ando por los suelos mi pareja negará su mano para apoyar mi tropiezo?? O sea que cuando haya vuelo o sea plenitud o sea solvencia económica y moral o sea sólo cuando esté así de linda nos podemos encontrar?? O sea que si ahorita me está cargando la chingada no cuento con la presencia? O sea, cómo?? Neto: o sea cómo??

Tres (el diablo): Para vuelos su abuelita de batman. En serio, la cosa es bien práctica, bien primitiva: nos unimos en manadas para preservarnos: heme aquí luchando sola contra la jauría de miserias, y mi cuate no está, sabe dónde andará fugado.

Cuatro (la feminista): Por eso me juzgan de feminista loca histérica pasada de lanza… Pero nomás describo los acontecimientos íntimos, de verdad.

Cinco (la mística-mágica-cómico-musical): Es que, chicas: ya hice varias veces la valoración de los hechos, y no hallo justicia para la ausencia con la que duramente me ha condenado mi amigo.

Seis (la razonable): Dispensen la verborrea, ya saben que como no tengo para la terapia, aplico la tarjeta de cuate frecuente para hostigarlas con mi caso crónico.

Siete (la locura): Volar, dice mi amado; pero acaso tema a las alturas (tema yo, tema él, tema de conversación). Volar. Planear. Surcar. Y yo quiero volar ahora, y mi amigo no se ha decidido a vivir el sueño en vida: tiene puesto el talento, los recursos, la vieja, los viajes… O no se ha decidido a vivir el sueño conmigo, sería más precisa la imagen de lo que quiero describir. O su sueño no es el que yo creo que él quiere… En su mano está lo que ha pedido, todo lo tiene mi querido amigo, y no lo ve, o yo no veo que lo vea, para seguir con la precisión descriptiva, o lo que yo veo no es lo que él ve… Todo lo tiene, lo que dice desear, y no lo toma, o no veo que lo tome, o la neta lo que no veo es que esté aquí, ahora, para ser preciosista en mi decir. O porque ciertamente es la imagen mía la que tal visión percibe. (Porque una es la intensa, y se me olvida, se me olvida (que no se me olvide, que por esta vez no se me olvide)).
¿He de arrepentirme de qué acto esta vez? Así como no tengo reclamo, no tengo arrepentimientos, hermosas amigas hechiceras: el amor que pedí me fue concedido, he puesto a sus pies cuanta riqueza poseía, he postrado mi DES-NUDO cuerpo en ofrenda última a la posibilidad que me fue concedida: Cosmos, Dios, Destino, Nix, Vigotsky: cumplí la ofrenda: me entregué, creí, perdoné, tuve fe. Me cae que no reniego, me cae que me re-signo, porque no hay modo de maldecir el amor.

Ocho (la ególatra-paranoica): Volar. Si yo me la paso volando, por eso no hay quien me siga el paso?? Otro más que se abruma, se vuelve bruma espesa del bosque oscuro al hacer contacto con mi atmósfera?? Será verdad la teoría, expresa por mi confesor su Excelentísimo Príncipe de Q, de que mi pensamiento es tan inverosímil y rápido que no doy tiempo a la realidad de construirse y colapsa frente a mí??

Nueve (la amante): Y es que veo nítido, por un instante ínfimo: la que desea crear y viajar por el mundo y luchar por el sustento junto al amado, soy yo. Y esa imagen es de nuevo el vulgar lugar común del príncipe azul, el caballero negro, el herrero de las manos de filigrana rococó, el muy distinguido señor B. Es de nuevo la imagen, queridas, que ataca al hombre, se le clava como los dedos al amor: en contracciones deleitosas, volátiles, en un fuego que, por supuesto, claro, verídico que incinera…

Diez (el silencio): Miro mis páginas como cuadro clínico: desdoblamiento de la personalidad. Es cierto. Soy todas ellas, disueltas las esencias en las yemas de mis dedos al presionar el músculo de la letra. Soy testigo imparcial de sus acusaciones: me sorprendo ante la furia de algunas, la claridad de otras; me sorprendo cuando me veo viéndome… Pero sigo sin comprender nada, al contrario. Ayer he visto el camino: es oscuro y pleno de espinas (dicen). Así lo vi, y el dolor no ha sido por comprender los motivos de la separación, el dolor ha sido (egoísta), más bien por la comprensión misma: comprender en la experiencia el camino a seguir por el abandonado (véanse Instrucciones para abandonados)… Un camino de espasmos y llanos infértiles, pantanos y dunas traicioneras… Y luego viene ahora la imagen de cuántas veces he recorrido a pie dichoso territorios del vacío. Pero he dicho que tengo alas… ¿Ha llegado acaso el tiempo verídico de emplearlas?

Queridas: ¿es que pueden ustedes ver que, en efecto, poseo alguna cualidad de la locura? Os advierto: estoy mostrando ante ustedes mis síntomas, para que tomen las medidas pertinentes, a fin de evitar el contagio…

Ayer mismo, queridas, mi amigo me ha reclamado la injusticia de estas letras mías para con su personalidad… He debido explicar, como explico nuevamente a todas ustedes, que se trata de una ficción, queridas. Cuántas veces os tengo que decir que dicen que con un novelista no se está nunca seguro, nunca se sabe cuándo apareceremos desnudos a la mitad de una cuartilla. Ser o no ser. Verdad o ficción. ¿¿Me entendéis, amigas?? He aquí lo que os digo: estoy enferma, contagiada de sinsentido.

Lo que es verdad, empero, es que me hallo infecta nuevamente, pero se trata ahora de un mal mutante, un engendro quimérico. Os lo digo: no beséis a nadie: corréis el riesgo de entregaros al gozo, a la dulzura, a la intensidad del hallazgo, a la pasión del desencuentro: no beséis a nadie, corréis grave peligro de vivir la intensidad, corréis peligro de vivir. No miréis a los ojos de los hombres: os podéis quedar vueltas piedra frente a la imagen de vos reflejada en él; os podéis quedar paralizadas ante la visión de lo posible, os podéis quedar a vivir con él, os podéis terminar casando… Y tras leer esta epístola, queridas, lavaos bien la mirada, que el mal de ojo también os puede hacer mal. Lavaos la memoria, las orejas y la vagina. Lavaos el instinto, el ansia y la calentura. Renunciad a la imagen.

… Pero bien sabemos que ello no es posible, sé que ninguna de vosotras podrá seguir los consejos para un amor aséptico, libre de influencias, libre de toda perturbación, aguardando la venida gloriosa… Bien sabemos que esos son cuentos de hadas, y nosotras somos brujas. Aceptemos, pues nuestra naturaleza, queridas amadas mías: en estos días he estado más enamorada de vosotras, de vuestra imagen que es presencia, que de cualquier capitán de navío o príncipe xamán.

Es la imagen de la auto-procreación la que nos llama, queridas, a sucumbir a una velada a cambio de días y días de tormento en soledad; es la imagen, amadas, quien nos empuja a interpretar hieráticos signos virtuales para exonerar los vestigios de la ausencia; es la imagen, mujeres mías: no podemos luchar contra nuestra devoción, amantes amigas: el tiempo de la manifestación es justo: vuelen nuestros nahuales por la noche placenta de nuestro origen. No podemos luchar contra la serenidad de un beso de amor…

En años de pre-cuarentena
Señora C.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimada señora C, la bruja, la que convierte a los hombres en ficción:

¿Qué más pueden hacer nuestros femeninos espíritus galopantes que no saben de más realidad que la que habita en nubes trenzadas de rojos y naranjas, y se entregan a la noche porque la habita la poesía? ¿Qué más ha de esperar el mundo que nuestra voz, la que emerge desde oscuros océanos insondables, a veces como canto, a veces como grito, a veces como silencio? ¿Qué más sino locura tejemos en nuestra capa de reinas con la que subimos de los infiernos para cobijar a los pobres mortales encadenados a sus días y sus horas de comodidad, de no-pasa-nada, y ofrecerles al menos la dulzura de la fugacidad con una sonrisa apenas dibujada?

Ishtar-la-del-nombre-impronunciable