martes, 1 de septiembre de 2009

BITÁCORA DE NAVEGACIÓN REGRESIVA

DÍA UNO

No os fiéis de mi palabra, que os hablo desde la febrilidad de la mar abierta; en ruta sobre la cartografía de Más Allá. Han sido los preparativos para este viaje los que me han impedido escribir hasta ahora, ardua ha sido la faena de levar anclas y soltar las amarras para arriesgarnos en esta aventura que, de ya, suena imposible, un acto suicida en pos de una tierra de la cual no tenemos certeza ninguna.

Por la otra ventana, queridas, vino a tocar, en efecto, mi amigo entrañable; me he quedado una noche apenas, entretenida en su aliento, charlando con él a la ventana, convidándole unas pocas viandas para confortarle del viaje que había emprendido para venir a buscarme a las orillas inciertas de Más Allá, mi lugar de retiro definitivo.

Grato ha sido el encuentro, estimadas señoras de la Real Realeza; pero es que él había viajado por un lapso tan densísimo con la única comisión de traer novedades de nuestro mágico Reino de Voz. Y ha venido a tañer las cuerdas de su voz bajo la ventana virtual para tejerme juglarías de entrega, llantos de porvenir, quejidos de amor en pleno… Y ha venido su voz a tañer sus cuerdas a orillas de Más Allá, para confirmar rumores que de antes se habían posado en el cristal de los murmullos nocturnos.

Ha venido, con su regalo de entrega, este tan grande amor que es cosa de no creerse, para salir huyendo, desplegar las alas y partir, irnos, alejarnos de la tempestad… Porque él quiso venir conmigo a las orillas de Más Allá, y después de Más Allá sólo hay Más Allá y Más Allá, por extensiones interminables de tierra estéril... Siempre lo otro, siempre mañana, siempre después, siempre queremos más y más y Más Allá y Más Allá... Y él ha venido porque quiere más, por querer más y Más Allá al fin ha tocado a mi ventana, ha venido hasta aquí a reclamar un destino.

Y he aquí, oh, Sultanas, que este hombre ha venido a mi corazón con murmullos de Voz.

Más allá de Más Allá, sólo hay Más Allá y Más Allá, por extensiones interminables de tierra estéril, de deseos incontrolables, de lujurias intangibles, de quimeras desobedientes… Más allá de Más Allá, sólo hay Más Allá y Más Allá; pero dicen, cuentan, que existe un mítico lugar Más Allá de Más Allá, un lugar donde el encuentro es posible: un Lugar Común.

Por debajo de la ventana se había colocado ya el descabellado rumor; y he aquí que es mi amigo quien ha venido con su arpón de cazar cantos de ballena a traer idéntico rumor de espuma, proveniente de nuestro mágico Reino de Voz.

Si fuera posible la existencia de un Lugar Común, si fuera tan sólo una posibilidad… Y he aquí que entonces, llegados de las regiones del desamparo, han arribado al borde de Más Allá las hordas implacables de navegantes, otros más, atraídos hasta los pantanales, al borde del mundo, por la sola sustancia de un murmullo: Lugar Común…

Hemos zarpado ya, queridas todas; lo hemos hecho sin premeditación, sin alevosía y sin ventaja, pues nos mueve el desatino antes que la razón, nos lleva la locura antes aun que la pasión, vive Dios… Hemos zarpado ya, e imposible nos resulta volver, pues nuestro capitán re-a-signado ha extraviado el camino, que por demás era ya una simple suposición de ruta, apenas un boceto, más bien una intuición, más bien la alucinación por la premura de una esperanza vacilante, como la flama de una vela al primer soplo de la tormenta... Hemos zarpado tras los paso de Ulises, a por él, a engendrar la estela de nuestras propias naves; hemos usado como velas el tejido que antes debimos confeccionar en espera vana, mirando a hacia las regiones de Lontananza; hemos zarpado, a ver si nosotras podíamos ser capaces de resistir al canto mortífero de los tritones, a ver si éramos capaces de sustraernos al deseo de convertirnos en piedra ante la presencia de cualquier alimaña rastrera; tal fue el cometido que la tripulación nos propusimos antes de subir… Pero tal ímpetu caducó no bien habíamos levantado el ancla, a pocos metros de puerto, quizá unos dos... Nuestro capitán De´Lira se arrojó por la borda, en triple mortal, de cabeza en clavado a la mar, tras el canto hipnótico del primer tritón que acechaba ya a rompe ola.

¡El capitán de lira, el capitán delira!, advertía yo a grandes voces, mirando cómo el capitán se embelesaba ya por el cántico sinuoso del monstruo marino, pero la confusión hizo presa en nos, y la tripulación sólo atinaba responder: Sí, sí, el capitán De´Lira, y me tiraban de a loco. Hube de izar a nuestro querido capitán lazándole el tobillo con la cuerda de anudar, tras cuyo acto, por demás carente de gracilidad, ha resultado herida nuestra nobilísimo guía, quien aún renquea mientras divisa a estribor, mirando a través de su calidoscopio lunar… Qué magnifico horizonte, delira De`Lira, al otear a través de los espejos, mirando figuras mágicas por el iris fantástico…


Suya. Señora C.
Polizón a bordo.

2 comentarios:

Ileana Cruz dijo...

Querida amiga, vayamos pues en busca de rumbos diferentes en medio de esta mar embravecida de sal, de sol, de soledad. Vamos, enloquecidas puesto que sólo así es una capaz de arriesgar el ser en pos de un amor, acompañándola en su búsqueda, y cada una en la propia. Todas esperamos encontrar.

Nuestro valiente capitán ha sufrido un accidente menor, y el hecho de observar el rumbo a través de un caleidoscopio pareciera peligroso, sin embargo estoy convencida de que es la única manera de arribar a alguna orilla distinta, porque el problema de los catalejos es que sólo muestran el camino habitual, y ¿estamos seguras que ese es el rumbo que habrá de guiarnos?

Así, preocupada porque el mareo descomponga el estilo, bordo una nueva vela, compongo un verso, sueño con el hombre real no sólo aparezca, sino que luche por permanecer ami lado.

Suya siempre,
Lady I

Nautica dijo...

Muy beunoo!!!!!!!