viernes, 25 de julio de 2008

EPÍSTOLAS DE AMOR A LA DISTANCIA

Estimado señor B.

Bien sabe usted que me encuentro en vísperas de emprender el viaje de regreso a mi origen: las tierras cercanas al mar. Es cierto que me encuentro feliz por el emprendimiento: mi salud demanda que me acerque a las orillas del tiempo, el que sólo encuentro en la humedad de la costa (las costas profundas de mi piel). Es momento de repliegue, lo sé bien, así lo indica la estación.

Y estaba por lamentar su ausencia, cuando he comprendido que es en el tiempo donde lo he de encontrar.

Me he quedado prendada de su país de maravillas, no he podido dejar de pensar en los relatos que escuché acerca de los mundos oscuros que usted ha explorado. Debo decirle, querido amigo, que la belleza de su narración me invita a visitarle de nuevo, en cuanto mi ánima esté libre de pecado, libre de ilusión y pueda verle como es.

Desde la orilla del mar.
Su atenta amiga: señora C.

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