lunes, 4 de agosto de 2008

EPÍSTOLAS DE AMOR A LA DISTANCIA X

Agosto 3, domingo.

Querida Infanta

Esta mañana el Duque de F ha cumplido su plazo y ha emprendido el regreso a nuestra entrañable y mágica tierra de Oz. Al fin estoy sola y ya más instalada en el Convento de las Purísimas Hermanas del Silencio.

Como es domingo, el recogimiento se impone; así que hoy, la Hermana Superiora M y yo hemos comenzado de lleno los rituales de absolución por lo que ella ha de imprimir voz en el lienzo de mis hábitos. Inicia hoy el sacrificio de la nada.

No puedo decirle mucho por ahora, dulce Infanta. Hoy es día de re-concentrarme en el arduo trazo del trabajo da comienzo. El sol es pleno y la humedad persistente. Sin embargo, cruza por mi conciencia un secreto, la insinuación de alguno que ya se había ido y ha vuelto justo antes de que yo saliera de Oz: allá he recibido velada declaración de amor, a la cual no he sabido prestar oídos, no he querido escuchar nada…

Hay sumas que dan menos, tierna Infanta: el parte del Músico Real Ele, los rumores de que un hombre apasionado viene del futuro a encontrarme en puerto (y no le conozco, no sé, no sé); y el secreto de antes de la ausencia emitido por el Señor Becario de la Corte, quien me ha hablado de su mucha cercanía de su espíritu al mío por cuanto atribuye razón y paz a mis palabras, las que alguna vez compartimos… Pero, infanta: no son ellos el delirio que ocupa a mi locura, no son ellos: es nadie, como el navegante que ha dado muerte al cíclope de mi razón: nadie me conmueve, nadie palpa el tacto de mi piel por estas humedades del Fin del Mundo: nadie, nadie, nadie… A nadie he de olvidar, querida, y usted sabe que nadie existe y tiene nombre verdadero… Y no quiero preguntarme nada por nadie, porque es mucha mi pasión taurina y es tal fuerza la que he de gobernar.

La extraño, querida. Reciba un beso.

Señora C.

1 comentario:

Unknown dijo...

Querida Señora C:
Me he atrevido a leer desde el inicio todas sus epístolas de amor a la distancia, todas ellas han cautivado mi corazón de alguna forma. Vivo junto a usted el tormento de su alma, la pasión de sus instintos, el despertar de la conciencia, sin duda uno busca encontrar la paz serena en la muerte, pero no somos nosotros quienes decidimos el momento en que debe de aparecer, es ella quien se presenta en el momento debido.
Leo con esperanzas cada línea de sus cartas, con la esperanza que la vida llene su corazón de acontecimientos que bombeen sangre a su ser, inyecten la vida que se le va entre las manos. Querida amiga, querida Señora C, no se resista a lo que viene, no huya a lo que el oráculo dice, simplemente vívalo, pero con la entereza necesaria para sacar de la experiencia la fuerza que requiere su alma para seguir en el cuerpo que Dios le dio. Hay cosas que no podemos cambiar, hay cosas de las cuales no podemos huir. Debemos de aceptarnos como somos. Eso asumo yo, esperaré que eso asuma usted. Disfrute de la oración, encuéntrese a través de la escritura, viva para escribir, no escriba para vivir.

Por siempre suya. CD