jueves, 14 de agosto de 2008

EPÍSTOLAS DE AMOR A LA DISTANCIA XX

Miércoles 13, agosto

Queridas Madame K y Lady I

Con placer extremo he leído las palabras que vuestras mercedes han tenido en bien dedicarme, en mucho agradezco y son pocas las lisonjas que pueda yo decir para expresar mi orgullo y amor por vosotras.

En verdad tenéis vuestra pluma atascada de razón: he de continuar re-signándome, pues no hay motivo en el dicho de tan preciado caballero con quien sueño para provocar profundas ni superficiales conmociones en mi sangre.

Y bien, pues no es por él en sí el tiempo en que medito mis ficciones, sino el bello vacío por quien hemos de suspirar, aspirar, expirar e inspirar, mientras aguardamos de la paciencia su arribo, teje y desteja la orilla del mar, la mirada ciertamente perdida en lontananza, el corazón en profunda oración gramatical por “quien merece amor”.

Lo ha dicho con claridad la apreciada Duquesa D: todas queremos al señor B… B de Bueno, EL bueno, y ojalá también ESTÉ bien bueno, vive Dios que así sea…

Sea, pues, altezas mías, la convocatoria por el hombre que ha de compartir el trago de oscuro insomnio y la construcción de la fe por el tiempo de la luz… Los sueños más húmedos, queridas, no son los de cama, vosotras bien lo sabéis.

Yo, por mi parte, y por mis demás órganos también, y en este hábito de fin del mundo, no he de interrogarme en demasía por el devenir, pues no es mucha mi suerte y poco es lo que encuentro en mi ánimo, a no ser unas cuantas palabrillas mal remedadas de magníficas señoras “que sí leen y escriben”, y vosotras sabéis cuán torpe es mi gesto y torpe mi actuar y torpe mi paso de errante…

Ha este respecto, ha dicho el Príncipe de Q, alteza de la razón, que no he de mirar más a los ojos de un supuesto buen mozo que en algún futuro vulnere el latido de mis entrañas, sino que es merced proceder a observarle los pies para ver si en ellos hay ansia de camino, y que es este bailarín de las sendas (sedas) quien, tal vez y sólo quizá, se oriente a caminar cercano su paso al trote de este toro vagabundo.

Por hoy no hay sueño ni señor soñado.

Con mucho amor: señora C.

1 comentario:

Ileana Cruz dijo...

Que sea amiga el señor B, que sea el que será.

Nadie eres y Nadie él será.

Queda re-signarnos, reinventarnos, reescribir nuestras historias aunque no sea en tono epistolar.

Se te extraña, y más cuando no logro sacudirme al demonio del desencanto, quizá necesito alguna ceremonia de te o de menos una visita express al oxxo.

Abrazos