jueves, 7 de agosto de 2008

EPÍSTOLAS DE AMOR A LA DISTANCIA XIII

Agosto 6, miércoles

Entrañable Lady I

Su carta me conmueve, pues me encuentro en circunstancia parecida. Son los demonios, querida, ante quienes sucumbe el sueño y la esperanza. Es menester en tales circunstancias hacer acto de contrición, apretar el alma, la vagina y el cerebro, mi Lady, para dominar a las bestias, amansarlas de suavidad, como bien dice usted… Pero no hacemos referencia a tercera persona, querida, hablamos del interior, de las aguas que durante los años crecen y desbordan el continente de nuestra carne frágil y por demás caprichosa.

Será cierta la influencia del eclipse. Será la jauría paranoica y paranormal que nos persigue. Será el sereno o será la canícula. Será la nutrida fantasía que nos signa la frente como letra escarlata… Lo ignoro, querida, cada día ignoro más y más… Por eso me limito a describir, porque, vea usted, coincide el calor de mi sueño más reciente con esas imágenes suyas respecto del distinguido caballero del cual me habla… pero no con él mi sueño, ciertamente, vive Dios que por fortuna diferimos en el gusto, qué bendición fraterna más amable…

Pero, querida, tejo mi calma, cierto, es sólo que ha venido a mí una imagen terrible, pecaminosa en grado sumo… Es una fiebre de posesión que en duermevela no he logrado esquivar… Vuelvo a ser por las noches un animal, mi Lady, y sale mi espíritu en busca de carne, casi puedo sentir el llamado de la sangre abierta, y voy por la playa, entre la espuma, buscando esa figura de cabellos rizados, grácil caballero imprudente a quien me deseo busca por su cuello… Ciega de placeres mi carne de toro, bufo, troto sin rumbo, olisqueando los aromas de la mar que aún más encienden las ansias de mis dientes por desgarrar ese cuerpo soñado… No puedo nombrarlo, querida, pero usted sabe, usted sabe…

Recete usted una poción, mi Lady, que aplaque la maldición de mis aprehensiones… No quiero decirlo, pero siento que la locura vuelve, se instala de nuevo… Qué hemos de hacer

Desde el borde de la pasión

Señora C.

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