jueves, 28 de agosto de 2008

EPÍSTOLAS DE AMOR A LA DISTANCIA XXXII

Amable señor B

No hay motivo alguno por el cual dedicar a usted mis líneas (acaso divisorias, frontera entre su reino y el mío? Es tan sólo un sencillo regocijo quien empuña la palabra, con todo respeto a su persona, ciertamente; pues hoy estreno mi nueva condición, si bien tembleque aún, recién parida a través del tiempo y sabe Dios cuántas ausencias.

Esencia perfumada en terciopelo y gasa de seda, traje de carnaval confeccionado a talla, hilado a ocasión del éxtasis. Ya sabe, no es usted, es para Nadie mi palabra tibia.

Es que anoche he pre-sentido su tacto sobre mis dedos. Y no soy yo quien habla, es la voz de Isis en caligrafía por el lienzo de oscura sábana la noche. Es dulce el canto del Nilo (hilo de la trama) poderosa la voz del cause desbocado. Ve usted: soy contradicción: materia imperfecta la grafía que a Nadie signa.

¿Qué quiere usted que yo sea? Así rezan mis pesadillas al dios eterno: Padre, Madre. Hijo: unidad de mí: qué quiere usted que yo sea, qué quiere usted, qué quiere y por qué es mi cerebro un eco de la misma inclinación ???

Pero no se aflija usted, se lo pido, si digo en letra que le he soñado, y esta vez es cierto, pero no a usted, que mi toro tranquilo pace en verde pastizal de benigno insomnio; no se aflija si le digo que yo soy Nadie y usted es Nadie y que Nadie le nombra de vez en verso. No se aflija, porque los nudos de pasión que por el día enredan el velo de mi entraña, mismos deshago al sino de la noche, cuando elevo el mantra de mi sueño, y libero el natural salvaje de sus caballos… Y entonces surge la maravilla, el misterio divino y es indecible espectáculo verles cabalgar hacia su origen.

Nadie soy. Nadie le escribe.

Señora C.

No hay comentarios: